(2/1/2009)“Por primera vez desde la Revolución Islámica de 1979, un grupo de mujeres pudo acudir como espectadoras a un partido de fútbol en Irán."Mi sueño se hizo realidad", dijo Sahar Alvandi, de 17 años de edad, una de las aficionadas iraníes.Hasta ahora, las autoridades habían justificado la prohibición por lo que calificaban como "lenguaje inapropiado" por parte de los aficionados masculinos en los campos de fútbol. Sin embargo, para muchos se trataba de tan sólo una excusa para mantener a las mujeres al margen de una actividad vista como exclusivamente para hombres.”
Rebuscando en la hemeroteca que pone a nuestra disposición la red, encontramos esta noticia que, de nuevo, como en muchas otras ocasiones, nos lleva a países islámicos donde el clima de desigualdad y discriminación en el que viven las mujeres se hace más patente. Aunque la noticia es del año 2003, se trata de una excepción y hecho aislado, en realidad, no es hasta abril del 2006, cuando el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad “autoriza que las mujeres puedan acceder a los estadios de futbol y a otras competiciones deportivas entre hombres, aunque separadas de éstos” (1).
En otros países, como el nuestro, las mujeres no tienen ninguna restricción a la hora de acceder a un estadio de fútbol, e incluso, en otros como EEUU o Japón, donde el fútbol femenino tiene una liga profesional que nada tiene que envidiar a la masculina, los estadios se llenan de seguidoras.
Una vez más, sólo por el hecho de ser mujer, un simple acto deportivo se puede vivir de diferente manera, dependiendo del lugar donde se viva. Irán y el fútbol, son un ejemplo.
En otros países, como el nuestro, las mujeres no tienen ninguna restricción a la hora de acceder a un estadio de fútbol, e incluso, en otros como EEUU o Japón, donde el fútbol femenino tiene una liga profesional que nada tiene que envidiar a la masculina, los estadios se llenan de seguidoras.
Una vez más, sólo por el hecho de ser mujer, un simple acto deportivo se puede vivir de diferente manera, dependiendo del lugar donde se viva. Irán y el fútbol, son un ejemplo.
En una sociedad que discrimina a la mujer en aspectos como el matrimonio, divorcio, custodia de hijos, donde su testimonio tiene la mitad de valor que el de un hombre, y donde está obligada a respetar un código a la hora de vestirse, el hecho de conseguir poder entrar libremente a un estadio de fútbol parece una noticia de poca importancia. Puede ser, pero también es cierto que tras ver películas como "Fuera de juego" (Offside), del director Yafar Panahi, donde nos narran el intento de un grupo de muchachas iraníes, que se visten de chicos, para poder entrar en un estadio, imagino que a las mujeres de Irán ganar esta “batalla” les habrá llenado de alegría, tanto o más que el ganar el mejor de sus partidos.
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